
En la Magdalena, los muertos pasan en el féretro por la refinería Todos miran en la cúpula de la cracking , majestuosa en el horizonte, izquierda del río, sitio del puente que marcaba dos departamentos infernales, por las balas ideológicas de la patria. Los cocodrilos devoran los cuerpos, los ruidos de los dientes, intimidan el silencio, solo una flor en la orilla, espantan las moscas que acechan el hocico de la fiera que sutilmente se sumergia en las profundidades y volvía a la superficie con un brazo podrido, los gusanos saltan por gravedad a las aguas hedionda. Así el hombre del ascensor cubría la ruta de toda la cracking subía y bajaba por el ascensor obsoleto, los innumerables obreros, que al verlo reían, mataban la siesta leyendo el noti petróleo: " maldita clase obrera siempre pidiendo". En el puente los revolucionarios se apoderaron del medio Antioquía, era la época de toma y dame. El gesto de la iguana, al ser pisada por las llantas de la ruta que conducía los obreros al interior de la planta, fue cruel. El chofer fue despedido, era otro incitador de la tranquilidad de la multinacional. Este acto pudo disipar la revuelta. En ese año hubo un armisticio. Todos en la capital, festejaban la nueva incorporación de estos conspiradores de la paz. En el acuerdo nadie mató a nadie, todo fue perdonado para siempre.