domingo, 31 de enero de 2021

Hacia oxford

 

Tu pubis lo miro en la ceiba hacia Oxford.

Bajo por los senderos ahí los manantiales recorren la loma de piedra se precipitan

 por los cauces del zapote de la estación del tren del lago. y las grandes vegetaciones de árboles chocan los pajarillos en sus ramas caen enloquecidos cantando raros sonidos de ultratumbas de mujeres de tetas

Fracturada por el coito. Bajo y subo luego bajo y subo hacia Tara otra encantadora estación de charcos de lluvias sombrías y mi alma mastica el cascajo de implacables juegos perímetros de violentos egoísmos.

 Más   allá al frente el monte Sión, y más allá la ciudad histórica,  la  curva el Curubito los ojos azules de las ramas de colibrí, los grandes ojos

 negros de la parte humana, marca la puerta a la fantasía de octogenarios acontecimientos , un llanto súbito da congoja en el estomago; pasos hacia la ciudad Oxford, el país checo, la finita Asia dominada por la China de campesinos donde esta la estación de la quinta avenida de los jerogrificos de vino y borracheras desnuda por el sol.

No te cubras los ojos siempre de rodillas amaras el génesis el poema de la parada del autobús, no llores en este colchon

de orín.  Te escucho la perorata de los cuchillos de la mafia, bajo el espejo de miles de caras.

Para que el arrepentimiento  vuelve  al espejo te ves hermosa allí el árbol de ceiba la luz artificial de los electricistas

cilindrados de erotismos no te parálisis sigue con el corte de energía ya llegan los policía la nueva fiesta del vecino

no te cubras el rosro deja  que tu padre falsifique su biblia (éxodo, capitulo 1, versículo 1), parado el pechón de Bilbao y su cantaleta del matrimonio. Bueno estamos llegando a la estación del tren cuyos recuerdos deja por los tabacos de tu marido la infidelidad del tiempo. Castido vestido cubre tu piel de tierra .  Déjate llevar por los poemas de las colinas que crezca y la huida del pacto,  la popa y desmonta sus alas hacia Oxford.  

Vence tu lengua la palpita creencia la luna del vientre el ermitaño juego de  inmanejable existencia el camino otra vez

hacia  la virgencita. Deja un rezo y subo trotando por los andenes , gentes de tapabocas de la muerte y la resurrección.

 .

 

 

 

 

 

EL AMOR

 Todo brilla en tu aposento. 

Eso que te hace extinguible en una cama fusionada para el coito y la ternura.

Ahora te baja por la cuerda floja.

 Mientras regresa en el vacío del infierno. 

Indolente maulla cómo gata, moribundo espíritu del cielo y trece gritos cósmicos en la certeza del aliento eterno.

 Todavía queda la pronta despedida en  el terminal la prostitución ronda en los moteles.

En un beso en tu pubis. Un valle de voluntades reciprocas en tu boca.

 Manantial de los inviernos que se posan en las caderas aquella caricia cumbre del orgasmo.

Invernal amor,

infringe en el pecado  la vespertina señal imperativa de la  piel  de los montes citadinos.

El viajero vence los obstáculos de la conciencia. Va por ahí implosiva miel.