Estático veo mi ser. Llega el día y la lluvia vuelve a dentro en el alma desnuda. A miles de kilometros todavía emigran las frases del amor. Mientras en esta jornada de la mañana la lluvia en el cauce normal impera las tormentas y el desquiciado golpe de los vientos, construye los miedos. La difícil urbe circula en pensamientos legados en las contracciones del corazón, se enfría el ambiente del caribe. En el ascendente rumor más allá de los barrios marginados, el país se descubre la zona de tú rostro en la congoja del olvido. Citadina, deslumbra el horizonte en los besos del dolor por la pobredumbre de quienes dan la espalda a los alcatraces en el finito destino de la tarde. Te espero en el espigón de la mar.