Esos oídos en casa de madera
que comen pan
en el vino insoluble
de los besos.
Siguen partiendo
entre sufrimientos
y las migajas del sexo.
Incompleta es la
venganza que yace
en el cuerpo,
en los ojos de colores
indefinibles en la
ira del tiempo.
Llega el viento
y te vas con el
perfume de las
calles que enloquecen
los amores vengativos.
Eres la telaraña
que sucumbe hambrienta
en las imperfecciones
que atrapa la presa.
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