jueves, 23 de noviembre de 2017

La pintura de house séptimo piso. Donde los obreros experimentaban la sobriedad del paisaje, las risas de los foremans, y la tristeza de los fumadores de habanos con sus largas colas y chiveras de los años 70. Las mujeres que traídas de los continentes expandían sus deseos al dolar de los puteaderos de la kuka los culos de la guaira; besos ardiente la esquina de cinco chavo, si esa historia fascinante de los creyente de la biblia de las mañanas y los nomejodas de los ateos que se cagaban con las plegarias de unos pericazo de utopías. Los burdeles de la media estrellas, de los poetas extraordinarios de poco talento que vagaban por los parques de la vieja ciudad, así iba al vaivén dándose cabezazos en el centro comercial.

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