lunes, 6 de julio de 2020

Estación 1


urbe
Cualquier nostalgia deprime mi ser. 
Anoche el gato rompió el icopor sin gravedad
cayó en mi pecho causando herida
sin importancia solo el chillido de sus garras
demacraron las sabanas y el ambiente de la habitación.
Ahora me pregunto cuál será el puente mágico que me lleve
A tu casa nuevamente despidiendo esta extraña enfermedad.
Hoy mi alma cenagosa irrumpió las fibras más sensibles,
 hundiéndome en esta simple depresión decepcionante
de vil sumisión. Cuando llegaré a palpar en tu alma,
 todo este amor que se extendió entre libros misteriosos
 de poetas británicos que hablan de un viejo perro
 que olfatea mis calzones, o de la negra sectaria Belfast.
Poesías de una ventana cubierta de estiércol de murciélagos,
 en la inmensidad planetaria, de fugaces sentimientos
 al compas del piso en tu acomodada ternura.
Volvimos  la noctambula oscuridad en la acción exquisita del placer.
 Aquí en la Rue Del Cerro de luces medievales de incógnitas
 revueltas de pensadores locos de marihuana y coca,
 hicimos de la existencia nuestra voluntad.
La estación 1, de polvorientas tristezas, del antiguo ferrocarril nos marco para siempre.
Ahora donde están las carreteras que conduzca a tu regazo
 de grandes melancolías de una urbe encallada de pandemia.
 Los días de ensueños de hoteles baratos, de penes y vulvas enloquecidas
por la convicción del silencio.



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