domingo, 29 de mayo de 2022

Pude ir al mar

 Todos huyeron hacia el jardín por la violencia. Las puertas cerradas. Allí en su infinita inocencia, cantaron a la aurora, en la cantina global de las parrandas donaron un trago de sumisión. Un nuevo amanecer con los brazos abiertos a la vida. La existencia despegó los rencores de la habitación y el sexo desenfrenado volcó las calles. Y con un murmullo exhaló el final del pensamiento lascivo. El desamor fue indiferente al amor. Por ahí los ves, como mendigos por las rutas de los emocionales psiquiátricos, votando por el pan. Gritando por el idealismo se convirtieron en fatalista de los hombres, no pudo coger la flor del jardín solo era un polvo etéreo. Anduvimos en la locura de la poesía, besando y, divulgando la amargura de los suicidados en los saltos de los pueblos obsoletos por los candados. Invertebrados por las ideologías amamos el idilio del amor entre licores y alucinógenos y las cirugías para el rejuvenecimiento de la próstata. Recordando la niñez de los grandes acontecimientos entre lo político y el fútbol callejero. Y un buen libro de Alíes en la colina de los sueños en la lucha de clases. Las contradicciones de los días del socialismo y del capitalismo abrumaron nuestros corazones frágiles por la tristeza. Ese día pude ir al mar.

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