
desbocaron la ira de las sombras.
Sumida en el sexo,
imprimía reproche
solo leía las revistas santeras.
La boca la fecha divina
las puertas de la lujuria.
Vencido por resentimiento
el hombre seguía escuchando
allí en la cama permuta,
un colchón del tiempo.
Sentado en el piso
en el extremo del angulo
sus dedos mulatos
acarician la partida.
Te amo te quiero
surgieron en la confianza,
en el piso del frente
la mano en el cuerpo
la hipoteca maldita.
Dos manos en la baranda
la escalera los zapatos
la barriga en el graffiti.
Sus pechos el sostén
diferenciaron la cama, pudo dormir !.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario