Cómo amantes se fueron más allá de la frontera de la tolerancia y buscaron en la ira una forma transformadora del amor.
En los confines de los desacuerdos se inventaban nuevas estrategias para gozar de los abrazos en las ocasiones donde la soledad era complice del chismorreo de los vecinos.
Las caricias daban rienda suelta a lo prohibido con el olor de hierbabuena.
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