domingo, 28 de junio de 2020

ILÓGICA


OMAIRA
Después vendrán los años una hora precisa para los acontecimientos
que acompañan la vida en este baúl del tiempo.
Mirarás a través de la ventana el mal humor de la gente,
El devenir metido en cada casa y dirás que te falta algo en el interior de tu ser.
Un extraño pensar te acosará para siempre y aún las hojas del jardín improvisado de la terraza morirán por los presagios. Entorno a la ilógica  de la existencia, sentimientos de egoísmos, en noches de primavera en la utopía de tu arrogancia. Imprecisa vociferas lo celos en la angustia de la tarde. Arrodillada invocarás tu fe, buscando respuesta a los decenios de la vida, entonces oirás
los ruidos de la nada en la venganza de las supersticiones, saldrán por los oídos para brillar en la luna;  cuando las preguntas hayan cesado en su significado que precisa el desamor y en la última estación del tiempo, llenarás  de lluvias, ilusiones barridas  por el universo. Allí en ese momento prologarás la esencia de tu amor.



sábado, 27 de junio de 2020

MI PROPIO CUERPO

resonancia
Esa resonancia magnética en mis huesos, 
declinan los miedos hacia el infinito.
 Es un encuentro con el temor, 
poco hombre a lo desconocido.
Y ese chillido que penetra las sensibles apariencias
de una habitación llena de misterio,
aparatos pandémicos de aguas ácidas. 

Quizás muera buscando la respuesta de mi propio cuerpo,
la única forma extinta del otro mundo.
Oigo el ruido de la maquina ¡genial invento! 

Es el juego de los ojos irritados,
 ciclo de terapia maligna, ahí pude ver tu piel, 
rodando mi conciencia soñando en el padrenuestro.

jueves, 11 de junio de 2020

Lluvia de Invierno


Alejo
Otra vez has cantado en invierno,
 una lluvia desciende por tu plumaje.
Oscureces la casa de pesadumbre,
 te alimenta el desamor…
¿Quién yace en  el patio oyendo el trinar entretenido?
Han matado lo fastidioso de concebir la alegría y la congoja.
Aquí las notas que se desprenden de los techos,
cuando los pájaros olfatean el miedo.
Muerto por la condena de los años,
en el delirio de una jaula que se abre,
se escapa la rítmica de los pianos en tu canto.


sábado, 6 de junio de 2020

La Colina Y La Existencia


vino y el hielo

El día se aproxima en inspirados versos y la niña me dice: A esta urbe tendré que hacerle un poema desde las tumbas y la soledad de sus portones. 

Después del coronavirus vendrán otras poesías  fatigadas  de angustias, en el vacío paupérrimo de sus habitantes
“sí – le dije—habrá otras horas para brindar y llorar a los incinerados de los sanatorios.

 Toda esta calma en el bohío de ebrias tardes y las brisas juguetonas en  el pelo de las hojas, los pájaros viajeros engañan la quieto de sus alas, anclados en el tiempo pandémico.

 Desde la colina del pueblo se observa el perímetro de la ciudad. La industria contaminada los sueños de los albañiles, enamoran sus amarguras por los caminos polvorientos del sexo, edificado en las construcciones sin espacio, el perverso destino de sus armaduras de hierro y de cemento. 

Arrancándoles a la tierra su valor de su plenitud y el regocijo. 
Sólo las calderas aplastan las ropas sucias  con el sudor de los pobres de indias.
 Golpeando sus penas, edificado en el dinero para otros explotadores ocultos en sus trincheras de vino y el  hielo.
 Qué sentido tiene cubrirse el rostro de hipocresía. Las lámparas del matón en el anochecer triste, donde las guacharacas locas, levitan en el roble octogenario. 

Dispara el cazador que brinda carne, en el banquete de las estrellas fugaces. Se aplaca la mentira del hambre, allí en las colonias sufridas, en la esclavitud tranquila de los transeúntes, cuyos jardines marchitos mueren en los cerros distantes, ciénagas mudas en el umbral  de supersticiones por un virus vacilante. 
Hollar nuestro espíritu por los sonidos perdidos, por la llama ardiente de las plantas de petróleo. 
La noche del explotador. Luces heterogéneas por la tragedia indefinida de los lamentos.