Esa resonancia magnética en mis huesos,
declinan los miedos hacia el infinito.
Es un encuentro con el temor,
poco hombre a lo desconocido.
Y ese chillido que penetra las sensibles apariencias
de una habitación llena de misterio,
aparatos pandémicos de aguas
ácidas.
Quizás muera buscando la respuesta de mi propio cuerpo,
la única forma
extinta del otro mundo.
Oigo el ruido de la maquina ¡genial
invento!
Es el juego de los ojos irritados,
ciclo de terapia maligna, ahí pude ver tu piel,
rodando mi conciencia soñando en el padrenuestro.
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