Escribir un poema fue inútil.
Porque mi inspiración se agotó
en las miserias piadosas de la sociedad.
Piedras de las urbes, edificios en cuya rebeldía salarial tendrá
en la conciencia la verborrea para
pasar el tiempo.
Es invierno las palomas madrugan vuelan al pasar los transeúntes con los yunques que subyugan sus pensamientos.
Remordimientos que vagan por las calles en la acrobacia de las vituperias piezas que facultan el andar racionalista del yo.
Rabia que se disfruta por los jardines en los traspatios de las ciudades hundidas por las estaciones que traen la lluvia de septiembre. Meditan el diluvio costoso del alma en el mar y el río.
Racismo que irradian la fuerza explotadora del conformismo
en las banquetas de aquel parque
de imágenes falsas en la empírica impotencia del ser.
Agobian la quietud manifestada
en el quehacer de las labores de una textileria en el viejo barrio de gamines que rondan la basura estatal.
Quebrantar el orden moral, engañar en el suplicio de las aves quebradas por los andenes en el peregrinar de un país a otra nación puntual.
El caos escrúpuloso de la razón de los que caminan en las mañanas de voluntades condenadas por el olvido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario