domingo, 28 de noviembre de 2021

Errante

 El perro del vecino ha saltado nuevamente la pared antigua como sus ladridos. Una música lejana rompe mi corazón y el frío del crepúsculo irrita mi pene. En este miedo concéntrico mi alma muere en un péndulo de dudas, crece la enfermedad y el orin forma un mar revuelto de medusa y corales de juveniles arco iris. En ese trajinar de la madrugada el cachorro movío la cola después de trepar y llegar a la puerta con los ojos de inocencia. Y me dije a si mismo: ¿Es importante estar iracundo por su visita ? así, la costumbre de su presencia fue algo normal, aún nos trae mensajes del espíritu ambulante. Le abrimos la puerta y el sale como si nada con el olor de la eternidad.

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