domingo, 10 de abril de 2022

Deidad

  En el suplicio encarnado del ser. El erotismo erguido del dolor y el amanecer de la muerte. Esa tumba inexistente en el infinito mundo de la melancolía. Cambió el modo de viajar hacia el olimpo de los dioses. Ese viaje desembocó en el hades donde el viento infinito choca contra el destino. La inmutabilidad del espacio de la existencia espiritual. Culminó en el alucinógeno, límite del tiempo. Deslumbra en la conciencia como un objeto viviente de sus placeres en el bajo devenir de los defectos ignorados. Mientras aquí en el territorio de los hombres lloran por la partida en un saloncito de oración. Quizás vuelvas en un carrito con tu sonrisa despertando la aurora, envasada en un polvillo. Caminaremos hacia el sepulcro. Lanzar tu reposo como dignidad del ritual antiquísimo. Resucitan las pasiones de aquel tiempo de tu existencia. Entonces descansaremos del odio y los resentimientos, en el ciclo que la vida marca para cada hombre. Entre poemas de inspirada belleza viajando por los linderos de colinas y ciudades tropezadas por las brisas, en ese momento dejaré de soñar contigo, porque caerás en el olvido.

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