miércoles, 28 de septiembre de 2022

Transeúntes

 Estando aquí las colinas es el reino de los vientos. En las colinas distantes brotan los zapotes, dentro de las haciendas del latifundio. Más profundo en el horizonte observo los edificios que obstruyen la armonia de los montes. El carpintero en la exactitud de su pico se precipita en el hueco formando raras figuras, da la sensación de un ojo de un ser interplanetario. Aunque culpan al sistema de la pobreza traída por la prostitución colonial. El ruido de los transeúntes rurales matan a los que pasan por la trocha el curubito. Pienso en alguien cuando su piel se expande en el mar de Cartagena. Aquí en la ceiba se gratifica los besos por el vino y la droga. Y el silencio de los establos tuvo un pasado. Sólo queda los escombros y un epígrafe dedicado a un caballo y su dueño. Mientras en la otra urbe de avenidas modernas bufones pintan en los parques su arrogancia. Ahí las mujeres van al supermercado compran los sábados con la moneda asalariada. Alguien agónico suspira por el mercado público. Consumen el futuro regreso de los bajos precios. En la vespertina voluntad el transeúnte hace un gestos y alza la mano y saluda al vecino con sus perros adiestrados. Sigo vagabundo con la otredad pensando en tu cuerpo.

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