La ciudad en su infierno
declina el malestar del planeta.
Dicen que en el punto del mediodía
todos corren a la hora del suicidio.
En el corazón
cualquier sufrimiento es válido para sucumbir al último acto idealizado de la vida.
Entonces al estar en esa posición
se paraliza la gravedad porque mi alma a levitado en el encuentro con la muerte.