La autocomiseración yacía dentro los doce pasos, indicaba que esa partícula estaba adentro.
La negación existencial en los corredores de la compraventa Estatal sólo era un objeto que movía mi irrealidad.
Doblar las rodillas me lleva al olvido de la inconciencia, totalmente en el fango de la desesperación de éste poder rodó mis pensamientos llevándome a la demencia.
He aquí un transeúnte delirante en cuyos libros abrazan la soledad como un antídoto hacia el abismo suicida.
Advertencia que el poema a culminado su gloria a través del Olimpo.
Dónde la inspiración reina sobre los dolores de los hombres y los somete a la voluntad de un día a la vez.
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