domingo, 31 de enero de 2016

TIBIRI TABARA


Las deformaciones de mi interior crecían,
    las calandrias y los tumbayeguas
 cantaban su vespertino trinar,
 el sinsonte,  instintivamente en su jaula,
      besa los aromas del crepúsculo.

                    El mundo creado:
circula en enfermizos defectos y la moral
    le ganaba al borracho de la esquina,
         al homicida de Arroyolejos.           
      Todos en  las Flores de Mameyal
              se   llenan de  pasiones
Yo defeco los olores de mis ungüentos decentes;
         alguien extasiado, fuma marihuana
acostado en el umbral de la talabartería,
            silba las añejas canciones
                del  Tibiri Tabara.

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