
había en su majestuosidad
la humildad de los que dictan
imbecilismo allí estaba sobre el sofá
masturbando los puntos cardinales,
matando las ideologías.
Cantan e indican con el dedo el mal gobierno porque les quitó la pública expresión. Un día en la vicera de los baluartes le cagaron su libro y lo pusieron a chupar intelectualidad. Los antiguos versos de Ovidio los recitaron en las plazas públicas; contentos con la gente brindaron por su exilio.
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