Diógenes Arnedo,
vestigio de generaciones.
En una plaza de diversión y las fiestas de juegos.
-- Dale a la marihuana y los naipes a tus invitados, ¡ buen burgués!
Cumbre de bolas y tacos.
Y por debajito de las mesas las cervezas, peleas de los hombres bravos.
Dicen que allí en ese lugar los Yurbacos,
pasaron de muchachos a hombres.
Y juran los más viejos, entre congojas:
Que nunca se rendían ante la mesa de billar demostrando la habilidad de sus manos, cuerpos y unos dedillos de triunfos.
tal vez estemos muertos,
ahí entre miles de edificios y porteros.
Sin ninguno de los nombres que se llamen Aldaguey, tampoco Gustavo. Brillarán en el tiempo.
Así la existencia y el pueblo en armonía
y el desorden de sus transeúntes:
La historia sólo será,
un referente antiquísimo y sin recuerdos.