viernes, 30 de abril de 2021

Mulata

 Sus senos besado por la noche

desbocaron la ira de las sombras. 

Sumida en el sexo,

sólo leía las revistas santeras.

 La boca divina, 

en las puertas del amor.

Vencido por resentimientos

el hombre seguia escuchando

 en la cama permuta, sus oraciones en un 

 colchón del tiempo bajo 

piso  extremo del angulo 

sus dedos mulatos 

acarician la partida.

Te amo, te quiero,

surgió  en la confianza

en el piso del frente:

la mano  en el cuerpo

trabajan la hipoteca.

Dos manos en la baranda de  la escalera

 los zapatos blancos 

 en la barriga los tatuajes de sus dioses.

Los  pechos diferencian la cama, 

pudo dormir con sus deseos.

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