Ahora no puedes dormir.
Mis estúpidas palabras
enojan tu corazón, al final son los insomnios,
sentimientos que descansan en una existencia
suicida.
Oras a la deidad en esta
locura enfermiza donde los hombres, esperan en las esquinas a sus muertos.
Todavía la podredumbre no
se ha eliminado de sus almas.
Contra la pared, los miedos acechan su
esquizofrenia.
Alguien habita en la
ingravidez de sus pies desnudos,
sonríen satisfechos
recitan el último poema: Canto de la luna,
fuera de la órbita de los
hombres, el desamor y las artes y esas tumbas de los poetas.
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