martes, 31 de marzo de 2020

MEDUSA


OMAR
Bajo las sombras del árbol Nim
donde los montes de María ahuyentan sus gritos
Por el ladrar de un perro que aprisiona tú angustia.
Así quedaré incinerada para la eternidad de los vientos.
Que las cenizas vuelen hacia los hombres,
en su esplendor en descendente ternura.
Hasta que muera en  el júbilo de tu cuerpo,
por  las contiendas  del amor después que  las lluvias pasen por el caminito del mamey.






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