Todos los perros fueron capados.
Por unos intructores de la natalidad social y destructiva.
Aquí en la villa de los perros esa denominación fue desterrada por un cuchillazo de irradiación.
Todos en silencio fueron dormidos con la fatiga de sus miembros la biología del ser irracional del hombre dió su fruto del genocidio.
Las palpitaciones retumbaban en el barrio no había escapatoria para una virilidad perpetua su ladrar quedó en la Tierra sin latido solo la sal de la crueldad,
sonríen en los hombres.
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