lunes, 12 de julio de 2021

Hospedado

 Huésped que siempre llega a la morada de tu encanto.

Aunque tú devenir por los vientos es incierta, 

la brújula te indica la posada.

Huésped que cruzas el umbral por la indefinida urbe.

Allí pronto unos niños felices corren como locos con sus abuelos.

Huésped verdadero de sentimientos de una familia 

mezclada con los genes de la savia antiquísima de los recuerdos.

No me niego a los celos de amplisimos recovecos en las pinturas de una artista indecente,  una historia de esquinas de risas bajo el árbol

de un invierno dónde se pudren 

las conciencias por un pedazo de pan.

Ahí voy con este mes independiente de patria y fuego.

Huésped de una puerta de hierro de perros que ladran la dulce armonia de las cosas y esos perros que con sus olfatos dan la bienvenida a grandes acontecimientos.

Llegaste a tu casa lavando en el grifo los sueños resentidos de infancia.

Fatigas en el andar de una ciudad de un río y el mar. Viajeros, sin maletas sin miedo,  solo descargando en  la tranquilidad,

 los años de encierro y sufrimiento.

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