domingo, 11 de julio de 2021

ROSITA

 Tranquila la lluvia caía,  

mi ser entona la felicidad matutina.

Las flores doblegan el impacto vertical  salpicando en mis pies la abundancia del cosmos.

Ella da un beso a rosita.  Canta al son de la lluvia los sonidos del tiempo.

Es  un aguacero cuyos sentimientos de dolor  pasean los insolentes pétalos del aguaviva. Rozan las esquinas perfumadas del lugar.

Tal vez es el tiempo. La lluvia da un  aviso de las últimas gotas  para el planeta.

Todo quedaría en el umbral del pasado recordando cómo parían espontánea la idea del edén.

En un barrio cualquiera de Barranquilla,  los cantos de los evangelios y la gente obsesionada de la salvación.

Y el pastor seguía el acorde del piano y sus miembros en su secta mental alucinan su llegada.

Y todos eran felices y el silencio de rosita auguran  nuevos vientos para una ciudad encerrada en sus prejuicios de antaño.

Han llegado y han abierto el corazón en pleno aguacero. Abren la profecía y todos discuten la oración del padrenuestro.

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