Fotógrafo existencial,
llegaste al final del día
sublime como el crepúsculo.
Allí en esa barca de mil voces,
anduviste navegando mar adentro.
Andariego de los otros sitios,
putas y licores de cristales de oro
comiste la fruta de la arrogancia,
envuelto en alas de alcatraces.
Sólo al final del día todos somos huérfanos.
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