Me ha indicado que hay una
estación medidora del tiempo.
En el patio las gotas,
Y el gato miden el desespero por llegar a su objetivo.
El gato eriza en su piel las horas en el techo.
Solo espera el momento para cazar los insectos que salen de los huecos.
Todavía existe en el suelo las hierbas con sus aromas antiguos.
Cuando en la matutina espera
tu llegas a tu destino por las calles de la urbe. Y te fija con malicia : el inquilino con su bolsa misteriosa.
Y los aromas de los pétalos hacen metástasis en las humedades que deja la lluvia por el suelo.
Ociosa llegas a tu puesto entre alientos que se esparcen en tu cuerpo.
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