Ahora no tendré que esperar
tanto tiempo para hacer un poema.
Este aburrimiento de las horas y esperar
en el hospital la muerte.
Ya no temo por vivir.
Mi vecina maldito virus la mató.
Ahora con la bicicleta voy por los barrios del pueblo,
cobrando el gemido de las deudas.
Le he pedido a mi conciencia serenidad.
ante la soberbia, me indefensa el espíritu.
Termino este sábado con la meditación del solo por hoy. He dejado la droga del alcoholismo le pido a Jehová ganar el universo.
Estamos tristes ese es el apocalipsis del hombre mamar el néctar de los acontecimientos y vencer la derrota. Fundirse hasta que el cielo y el infierno se unan.
Sólo son minutos en la ventana.
Poesias de duras batallas, canciones de cunas, niños mendigando y las chicas del autobús chupando según su conciencia.
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