Sólo los dioses hacen milagros.
Viajan por el vértigo de la muerte.
Al menos nos dejan el esplin
cuando se pierden por los andenes de la bazofia de la orbe.
Sufrir la vagancia del pensamiento,
un poema tal vez no será escrito por la mala ortografía.
Mientras aquí en la banca,
fotografiamos la opulencia del ego.
La deuda miserable de los pobres
que fian en las tiendecitas de los pueblos/.
Rencor aquí y allá. Ideologías y el poder de los políticos epilépticos del erario público/.
Romanticismo en la noche centenaria
al ritmo de los miedos: Los dientes y las bocas se besan en la casa de los girasoles.
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