Esa mañana llegamos en los buses que nos conducirian al interior del proyecto, todos acongojados pasaron los solidos torniquetes reformados despues de la huelga de octubre.
Aquellos momentos de incertidumbre donde cada quien dibujaba el despido, se afianzó cuando mister Larrie dispuso que los obreros renunciaran a lo pactado en la convención de ese año.
Los gringos si sabian negociar, todo se desprendia de los hipocritas sectarios de la patria.
Desprendian los grafittis los hijueputas come mierda. Vendidos con el dinero del petroleo.
Convenciendo a los obreros pagarles a estos indiecito el valor real del proyecto, con caja menor. Toda esa época de confrontación llegó con la pacificación de las palabras obscenas " todo el teatro de las dos partes". Esto estaba dicho en la mesa de trabajo.
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