Tercer día
besan,
amamantan las calles,
dan en el néctar la locura, hermafrodita de la pobreza y la riqueza.
Salimos por esa avenida,
hacia los serios callejones
cuyos habitantes
comen el pan del basurero.
Aqui sin ir muy lejos,
un jibaro prolonga su maroma,
en esos papeles y los troncos del papayo de mil cosechas.
Va en busca de una radiografía social, roza su espíritu y sigue caminando.
Es el tercer día en hotel.
Hemos definido el amor,
faltan los placeres,
el yunque que persevere el acto.
La yerba nominal del descuento.
Somos felices y la anarquía ronda en el vuelo de las paredes,
Y dice : "Nitrógeno a la existencia de la élite".
Mientras en la habitación
las normas más revolucionarias de Mao y Chespirito caen por su peso.
Henden las fibras de una sociedad en el ángulo dialéctico, tal vez tengan el conocimiento en la razón. Los pies del sistema.
Gemir es más divertido que un puñado de imbéciles excluido del Estado.
Sigo guarneciendo en medio de la lluvia mi ignorancia de portones y calles enredadas por el fango.
Tiempo incluído en el devenir insólito de la discordia.
Imbuir las segresiones en ambos labios disminuidos por los años de fregar en el maldecir y el descontento.
Lejos o cerca de ti,
una o aquellas experiencias.
Este o aquel individuo postrado
en una cama tuya o mía es la lujuria. Invariable destino. Amen.
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