jueves, 20 de mayo de 2021

Nada

 Evitar tus axilas,

 donde los besos reposan.

Lamo el sudor que inquieta  tu boca.

Por las aceras de la gran ciudad.

La fe se sostiene, 

 en un punto frágil en el sudor imperativo.

 La madrugada,

empapada de dolor,

lava los platos y pocillos 

 y en el autobús,  

roban el porvenir del mínimo.

Aplican a los muertos  la pandemia,

los ladrones asaltan en la pradera.

¿A quién buscar en la urbe de los besos?

Todos reunidos en un solo destino,

cantan los sonidos de la eternidad 

Y ese salmo profético

 permite abstractas imaginaciones.

 Un  perdón en tu habitación.

Permite este juego triangular.

 El adultero promocióna, 

 un día a la vez su limpieza.

 ¡Mírenlo carita de yo no fui!.



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