Contigo vuelvo a casa,
con todo el abismo en el pulgar.
Peinas las muecas del pensamiento,
en el pánico a la muerte.
Pronto estarás allá en el suelo,
acaricias los perros con tus manos.
La lluvia duró poco en los instintos del alma, exclamas todas tus angustias.
Ahora peleas con el mundo,
sus pandemias casuales,
invitan al miedo.
Deja de cargar los resentimientos,
aún no llega el contagio a la sien.
Después tranquila recorres las calles,
un beso en los precipicios del corazón.
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