Allí en los jardines la mujer jugaba al amor. El esplendor del cabaret, circulaba con los gritos de los putos que las perseguían por todo el recinto de colores multicolores.
Es el tiempo de las maquinarias de los deseos reprimidos, las banquetas donde las putas hacian el espectáculo de los chillidos de ultratumbas.
Cuando los estúpidos visitantes, las acarician por todo el salón por los olores indefinidos en el débil olfato insinuado de perversidad.
Llenas de alegrías por el hechizo de la noche.
Hombres bajo el lamento de pequeñas ilusiones, caminan por los andenes infinitos de la seducción.
Esos gringos del carajo vislumbran el futuro en Campo Mamut era un lugar polvoriento con la etiqueta de los inventos traídos en los porta aviones de guerra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario