Hoy el sonambulismo me expulsa.
Quiste del ser que presupone el suicidio de las ideas.
Se pierden en el vacío
de las preguntas sin responder.
Un vil destino de la discusión y unos perdedores de las estaciones de un día a la vez.
Obsoleta calamidad que infringe la resequedad del pensamiento.
Sigo persiguiendo los propios rumores iracundos.
Egoísmo del vocabulario
irritable,
contradicción violenta.
La mañana llegó sin más remedio observo en el gato su hambrienta manía de maullar.
Mientras otra vez me dejó llevar
por las rabias en el umbral de los pensamientos indiferentes y prisioneros.
Corro hacia la calle. El pregón del carretillero nadie escucha el vocablo repetitivo:
--Yuca, mango. Hoy -- si hay alimento -- aún el estómago resiste la promoción siete por dos mil.
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