En el patio el escaparate obsoleto se despedaza sin destino.
Las sombras del amor furtivo se mezclan con la inercia de las verdolagas y la tortuga en su lentitud no cesa de acariciar su borde.
Pienso en el camino del suicidio, el sonambulismo que el verano trae a los hombres.
Aún queda este día de agonía, con el veneno, que inflige los rencores.
Dicen:¡paz en su tumba!. Cuál aposento al viento, el rumbo de las partículas, tal vez lleguen a una galaxia remota.
En su invisibilidad cantan los angeles.
Y ėl también bailará con estos salmos territorial, la eternidad.
Vuelvo a soñar en el mar y el polvillo que se eleva más allá de la atmósfera.
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