Aquí quieto,
destrozado,
sucio,
oigo pasar el viento.
Al caminar los recuerdos:
En la esquina los muertos,
en la otra canta el Turpial.
Mueve la cola segado de rabia.
Vence la mañana y canta en la jaula.
Pienso en los espejismos del autoengaño y el aislamiento,
terminada la sucia jornada.
Todavía la posibilidad de refugiarse
en los defectos y la derrota del ego.
Soy como ese animal cautivo sin libertad de pertenecer a su hábitat.
¡En la mazmorra del amo se oye cantar!
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