Cuando todo se calmó
tus cabellos rodaron por los vértices lujuriosos. Se hizo un silencio.
Más nunca podrían mover
los lustres de la piel.
Inclinada en tu propio encanto chupa el universo y lo disuelve en tu boca galáctica, ser viviente erecto.
Pensar la ondulación de la habitación el color verde de los entornos.
La música Pop y aquella frase: bravo soy yo /
Marcó la risa y la locura en la desnudez del atardecer.
Quedarse empinada en mis pies.
Empezar en el clítoris la demencia,
la hereda onírica de los orgasmos.
Tercos por mucha existencia facial.
La cama de sudores imperfectos.
Chillar en los malabares
de la calle de los adictos. Besan desprevenidos comen en el tranvía,
los recursos de la ciudad.
Solamente te veo pasar la melancólia de los amantes.
Simple esplín eterno en tus ojos triste en la ansiedad del coito.
Ruin espejo de una sombra disuelta
de ti misma.
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