En mi habitación amarilla había girasoles de ojos indivisibles sobre un fondo amarillo.
Estaban en un jarrón amarillo sobre una mesa amarilla.
En una esquina del cuadro estaba la firma del pintor: Vincent.
El sol amarillo que brillaba a través de las cortinas amarillas de la habitación inundaba de oro toda esta magnífica flor [...] Oh, sí, el divino Vincent amaba el amarillo [...] yo adoraba el rojo.
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