Cada momento contigo no fue perdido.
Te fuiste con un billete de a cincuenta, con el cabello oxigenado, recorriendo mares extraviados.
En una botella persistente, tu olor medusa. Te persiguen las noches de insomnio, allí en las habitaciones de invierno en un país lejano.
Recordé tus miradas incógnitas de perversidad.
Sólo hay que esperar el nuevo verano.
Esos olores de tierra te perseguirán en los jardines de tu destino.
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