En esos años de infancia cubría los sueños más efímero de la existencia.
Allí en el paraíso los senderos,
las ilusiones abruman los sentidos.
El prado con sus casitas de bahareque cubría toda la gama de colores de aquella época.
Corríamos como loco en las barricadas llenas barro en los mecedores imaginativos, bejucos.
Al frente, las pozas originales, nos esperan debajo de los árboles, la conciencia de los niños.
Formaban el silvestre encanto de la inocencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario